Etiqueta: tabúes
De entrada, se encuentra muy poca gente hoy en día que trate a la pornografía de una manera amable, intentando sacarla de ese sótano oscuro en el que el ser humano mete todo lo que le avergüenza. Por alguna razón, con el pasar de los milenios, la sexualidad se ha ido convirtiendo en un tabú, algo de lo que no se habla y que provoca mucho reparo. ¿Lo mejor de esto? Que no hay ni una sola persona en la Tierra que no viva su sexualidad de una forma u otra, ya que somos seres sexuados desde nuestro nacimiento (sexuados, que no sexuales, eso lo dejamos para más adelante, jeje).
Así que, tenemos dos características claras del ser humano adulto llegados a este punto: somos seres sexuales, y además unos hipócritas. Y desde esta perspectiva, es harto difícil que nos lleguemos a poner de acuerdo sobre lo que significa la pornografía en general, y el porno (con letras mayúsculas) en particular, en nuestras vidas. Nació como una forma de manifestación de una parte de la vida de las personas que habitaban en la antigüedad, y en ese sentido, no hay duda de que lo tomaban como algo natural; sin embargo, llegó un momento en que estas imágenes no sólo mostraban, sino que también excitaban, y ahí fue cuando nació la pornografía. El sexo explícito que se exhibía en estas pinturas o ilustraciones ya traspasaba el erotismo, que debió nacer también por aquella misma época; si en esos momentos fue motivo de rubor y vergüenza por parte de los contemporáneos, no se tiene constancia.
Sin embargo, está claro que toda esa vergüenza se ha trasladado a nuestros días, y no somos capaces de poner el porno en su justa medida. Multitud de webs para adultos muestran videos online de sexo, o fotos pornográficas o eróticas, o diversos formatos donde la protagonista es la práctica de sexo, a solas o en compañía. Internet ha sido el verdadero terreno fértil donde la pornografía ha florecido sin pausa y sin control; algo que claramente hemos hecho los humanos, pero que por alguna razón, después de disfrutarlo, tendemos a demonizar. Pero no es el único medio en el que se puede disfrutar del mundo xxx, porque antes de ello, estuvieron las revistas eróticas, la literatura de alto voltaje, y por supuesto el cine porno.
¿Qué pensarías si tu hija veinteañera te dijera que se va a dedicar a ser actriz porno, porque quiere ser independiente y tener su propio dinero para vivir su vida? Y todo esto, teniendo en cuenta que tú eres un director de larga trayectoria dedicado al cine familiar. Si a todo eso sumas que vives en un país tan liberal y a la vez tan puritano como Estados Unidos, quizá puedas imaginarte lo que sintió Steven Spielberg en esa situación. Por mucho que estés acostumbrado a grabar a actrices de todas edades, color y religión en toda clase de escenas, seguro que para un padre es difícil aceptar que tu hija quiera dedicarse al cine para adultos… máxime si te la encuentras un día protagonizando un video porno. Porque los padres, hermanos, novios y maridos de las actrices porno también consumen sus videos, por supuesto. ¿Somos a estas alturas de la humanidad tan abiertos de mente como para aceptarlo?
Así que sería bueno esperar que en un futuro próximo, antes de que los avances tecnológicos y científicos nos lleven a Marte, se encuentre la manera de contrarrestar el cambio climático, o encontremos una cura para el cáncer, nos pongamos de acuerdo sobre lo que significa el porno en nuestras vidas. Si queremos que siga siendo la forma de ocio más consumida e negada del mundo, si queremos seguir tratándolo como el secreto más oscuro de la humanidad, o si deseamos por fin darle un lugar en algún compartimento de nuestra vida, reconociendo todo lo que significa en ella.